Mariano Galván sigue en su empeño de nuevas desafíos, en el 2011 ascendió al Lhotse, una montaña técnicamente compleja donde tuvo que luchar mucho para salir con vida, en el 2012 ascendió el Everest, una montaña con mucha gente, demasiadas cuerdas fijas pero con la satisfacción de moverse con una autonomía total y sin oxígeno. En el 2013 sumó dos ochomiles más. Los Gasherbrums 2 y 1, este último muy técnico.
Fuente Kóoch
Pensando en qué montaña pasaría los meses de invierno, surgió la imagen de la montaña de las montañas, el K2. Pero obviamente este no iba a ser mi objetivo, tratar de ir a escalarlo así sin más, era una falta de respeto. Antes debería verlo, enamorarme de él y estudiar la meteorología reinante, ver los vientos y todas las otras cosas que creo que son importantes antes de encarar un desafío como ése.
En fin, para ello decidí poner mi mirada en los Gasherbrums, tanto en el G1 como en el G2. Me había gustado la idea de Reinhold Messner de hacer la travesía para unir a ambos. El desafío era difícil, pero llevé eso en mi mente y, si se daban las condiciones, lo intentaría.
Pakistán es un país dificil, un país que hace que la aventura y el peligro se muestren desde el primer momento. No puedo olvidar el día en que sacamos una foto con el cartel de Nanga Parbt, desde donde lo apreciábamos en toda plenitus. Ese mismo día habían acribillado a unas once personas en el campo base. Tras conocer la noticia de tan terrible matanza, sentíamos que debíamos alejarnos lo más rápido al campo base de los Gasherbrums.
GASHERBRUMS 2
El reloj empezaba a correr. El director de la empresa Lela Peak, un tipo muy amable y siempre dispuesto a darle una mano me comentó que a veces se produce una ventana a mediados de mes. Obviamente, no es seguro como nada que tenga que ver con el clima. Pero mis ansias de intentar algo bien temprano (1), me hicieron creerle.
Decidí jugar fuerte y rápido. Luego de un día soportando nevadas en el campo 1, fui con Aníbal al campo 2, donde de nuevo las nevadas se harían presentes. No le veía mucho color a la subida; lo más seguro era que tendríamos que bajar pero yo quería llegar hasta el campo 3 y de ahí si me tenía que bajar, lo haría (2). Aníbal, un poco más conservador, decidió guardar sus energías, se fue hacia abajo y yo continué.
Sin cuerdas entre el campo 2 y el campo 3, me tuve que mover como a mí me gusta: en estilo alpino. Las laderas del G2 se mostraban bastante cargadas. Salí del campo 2 haciendo un camino bastante alejado de lo que serían luego las cuerdas fijas. Mejor para mí. Sentía que realmente estaba escalando la montaña (3), a unos 7.000 metros, me dejó atónito por la belleza.
Me fui a dormir con la inquietud de la soledad (4), en una montaña que no conocía.
A las 11:30 pm del 13 de julio, dejo la seguridad de i tienda y me adentro en una noche oscura. Comienzo a caminar sobre nieve firme y lentamente empiezo a perder la ruta original y me desvío hacia unos seracs, donde la nieve se empieza a poner blanda y no dejo de asustarme con algunos huecos que se esconden debajo de ella. Más adelante, otras sorpresas, cruzar una rimaya y más nieve. Con las primeras luces veo cuánto me he alejado, maldigo un poco, vuelvo a respirar hondo y me dirijo al col que es el comienzo de una rampa de 300 metros de nieve dura, que conecta con la cumbre. Las condiciones son perfectas para escalarlas y disfrutar sin que estalle el hielo.
mi esfuerzo fue bien recompensado ya que tendría la montaña para mí, nadie me abriría huella ni seguiría a otros, haría mi camino paso a paso.
Todo el tiempo mira hacia arriba sin saber bien qué vendrá luego. ¿Cuál será la cumbre? No he hecho la tarea y no vi suficientes videos y fotos como debería haber hecho (5).
Estoy en el filo cumbrero, me monto a él como a caballito, con una técnica no muy depurada y avanzo. Cornisa de hielo de por medio, me encuentro con la pequeña cumbre. El esfuerzo valió la pena, la vista de los alrededores es perfecta; ante mi el Broadpeak, K2, Masherbrum y muchos más.
Pero, como siempre, hay que bajar y celebrar con los pares en el campo base. La mitad del proyecto estaba completo. Tuve que destrepar muchos sectores y no faltó una caída que producida por un resto de cuerdas fijas viejas enterradas en la nieve. En fin, pasé por el campo 3 a buscar mis cosas y ese mismo día descansé en el campo 1. Al llegar a mi carpa me entero de que el clima que viene no es bueno, que recomiendan ir al campo base, que hablan de fuertes nevadas, etc. Estaba tan contento con la cima del G2, que ni lo dudé y decidí bajar. La travesía debería posponerse.
GASHERBRUM 1
La tormenta duró sólo dos días, tiempo suficiente para descansar, comer y volver a ir para arriba con todo en mi espalda sin realizar porteos previos ni emplear porteadores de altura. A las primeras horas del día 18 de julio, a eso de las 2:30 am, dejo la seguridad del campo base para dirigirme al campo 1. A partir de allí, transitaría un camino nuevo para mí.
Decido saltarme el campo 2 y a las 7 de la mañana me encuentro en la base del corredor de los japoneses (6). Es intimidante estar parado ahí abajo. Pequeños desprendimientos me hacen salir de mi modorra y me lanzo sin pensarlo demasiado. Trato de escalar lo más que puedo y luego debo usar parte de las cuerdas viejas que hay en el corredor. La mochila con todas sus cosas no es muy buena amiga para la escalada en libre, así que por momentos conecto mi jumar y agradezco a expediciones pasadas por su aporte.
Pasada la una de la tarde, me encuentro en el campo 3, a unos 7.080 metros pero decido continuar unos 200 metros más. El sol se está poniendo y no encuentro un buen lugar para poner la carpa. Improviso una terraza, mientras el atardecer me roba las palabras. La soledad y la incertidumbre se hacen sentir y no tengo bien claro hacia dónde me tengo que dirigir mañana, debería haber hecho la tarea de mirar un poquito más pero bueno, esa incertidumbre también es linda.
Con la incipiente luz de las 4:30 am dejo la tienda. Alcanzo el col que muchos usan como último campamento a 7.480 metros y a los 7.500 dejo mi mochila, marco el waypoint en el GPS y, tras un breve análisis de la ruta a seguir, me voy con tan sólo lo puesto: dos piolets y mis grampones técnicos. ¡Qué hermoso escalar un ochomil así!
Los últimos trescientos metros son duros, no dejo de hundirme en la nieve y de resbalar sobre rocas. Alcanzo a la cumbre. Nadie lo había hecho en esta temporada. Mis huellas son las primeras que permite la montaña esta temporada. Otra linda sensación.
ENTRE LINEAS
1- Intentar algo bien temprano
Sabía de lo malo que es el tiempo en Pakistán y de lo pequeña que eran las ventanas. Es por eso aue me basé en lo que me dijo el dueño de la empresa Lela Peak acerca de que a veces se producía una ventana el 14 de julio durante la cual algunos intentaban. Eso para mí fue la suficiente motivación como para ponerme como objetivo para esa fecha intentar llegar lo más alto posible.
Pero había un problema, no sabía si la aclimatación era suficiente y no había cuerdas fijas por sobre el campo 2. Sólo una pequeña parte de subida al campo 1 estaba equipada. Por lo que lo demás debería intentarse en libre.
Acepté el desafío y la recompensa a mi esfuerzo fue bien recompensada ya que tendría la montaña para mi, nadie me abriría huella ni seguiría a otros, haría mi camino paso a paso.
2- Si me tenía que bajar lo haría
Hay que ser flexible en la montaña. Por supuesto que quería seguir hasta lo más alto posible pero sabía que el clima de Pakistán no es broma. Vi varios documentales, donde montañistas quedan atrapados por varios días sin poder bajar, por una mala lectura del clima. Estaba solo y un error así lo podía pagar muy caro.
Para mí es vçalido cada paso que se da en la montaña. Si el viaje llega al campo 1, 2 o 3 es motivo de celebración en la ciudad o en el campo base.
Quiero seguir escalando por mucho tiempo más, creo que no sólo la fuerza física es lo que determina a un buen montañista sino saber leer el clima y adaptarse rápidamente a los cambios.
3- Escalando la montaña
La poca presencia de cuerdas fijas, el que no hubiera una huella delante de mí y el ser el primero en pisar las cumbres del GI y GII me transmitieron esa sensación de escalar por mis medios, muy distinto de lo que había hecho en Everest o en el Lhotse. Ojalá más montañas se me presenten así.
4- Soledad
La disfruto, me permite, escuchar la montaña, a mí mismo, disfrutar del atardecer y la calidez del sol inmóvil por horas, llorar de emoción sin tener que contener los sentimientos.
Me concentro al cien en mí y mis movimientos, me permite dar todo a la montaña. Pero no quiero decir con esto que no piense escalar con compañero en un futuro. Por ahora es lo que siento.
La soledad es una buena escuela que muchos se saltn. Primero hay que estar bien con uno mismo, para luego poder estar bien con el compañero de cordada.
5- No vi suficientes videos y fotos
No hay mucha información acerca de las rutas en los Gasherbrums y encima no me detuve mucho en buscarla.
En el GI, la incertidumbre fue mucha, tenía varias opciones por donde subir pero finalmente confié en mi instinto y me conduje con cierta soltura en terreno mixto.
Era increíble lo bien que me sentía, estaba haciendo ambas escaladas a vista, en solitario y en estilo alpino, todo era perfecto. No puedo pedir más.
6- Corredor de los japoneses
Uno de los más grandes retos que tuve que enfrentar, es la llave que conecta al campo 2 del GI con el campo 3, a 7.100 metros.
Un corredor de unos ochocientos metros de largo con pendientes de hasta 65°, hielo, roca y avalanchas de nieve. Aquí fue donde descendiendo falleció el reconocido escalador polaco con un gran CV Artur Hajzer (compañero de Kukuczka), líder de expedición. Ver el cuerpo en la base del corredor fue un gran gole para todos, más cuando se trata a principio de temporada.
COMPARATIVAS
Lhotse > Everest > Gasherbrum
Lhotse. El clima fue implacable. Tuve que luchar mucho para salir con vida. Técnicamente complejo. Fui el primero de la temporada también en ascender a la cumbre. Frío, mucho tiempo con sombra, se extrañaba el sol.
Everest. Mucha gente, demasiadas cuerdas fijas. Muy frío. Gran satisfacción por el estilo empleado, autonomía total. Uno de mis más grandes sueños, saber que puedo estar en lo más alto del mundo sin ayuda de equipo extra. Agradeciendo a Messner po haber sido precursor; sólo seguí sus pasos.
Gasherbrum. Muy técnico. Temperatura no muy baja, grietas por todos lados. Y lamento que se haya llevado a tres amigos españoles. Un sabor de felicidad y tristeza me acompañarán siempre.
Himalaya vs Karakorum
El Karakorum es salvaje, se escala y uno se mueve como hace quince años atrás, se respira más montaña, todo cuesta más. Hay menos equipamiento de las montañas.
ENTRENAMIENTO
El entrenamiento es una parte fundamental de mi vida. Es la herramienta para que mis sueños se vuelvan realidad. Es lo que me permite seguir con la línea que pretendo seguir en la montaña: velocidad, independencia, autosuficiencia y también lo que me permite ayudar a los demás cuando se requiere.
Afortunadamente, pude contar este año con el apoyo de uno de los centros privados de alto rendimiento más importantes del país, ACUMEN, si no hubierse sido porque tuve la oportunidad de conocer a uno de los socios de este importante centro, no hubiese podido costear el valor del entrenamiento de elite que allí se practica.
La verdad, fue clave para afrontar los desafíos que me había propuesto para este año: ir a Alaska con dos clientes y luego volar a Pakistán donde trataría de subir dos cumbres de más de 8 mil metros en menos de una semana.
El entrenamiento constó, básicamente, de:
- La parte mental y respiratoria: trabajamos sobre tiempos de reacción, emociones frente a los errores, control de la respiración, trabajo con compañeros, visualizaciones, memoria, etc.
- Entrenamiento físico: natación, apneas estáticas y dinámicas, entrenamiento funcional, entrenamiento con pesos libres, carreras a diferentes ritmos.
- Alimentación, supervisión con nutricionista.
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